Por la
  crisis económica de 1929, la
  industria de la moda introdujo el lino como material en boga
  (debido a su bajo costo) y los materiales artificiales como las
  baratas medias de seda sintética que reemplazaron rápidamente a
  las antiguas de seda natural y que tenían un elevado costo. 
En
  1930 la pauta a seguir eran las actrices como Greta Garbo y Marlene
  Dietrich, mujeres de hombros anchos y caderas delicadas, altas y
  delgadas como una esfinge egipcia. 
En este
  período el punto erótico cambió desde las piernas hasta la
  espalda, la que era resaltada por prominentes escotes y que
  provocaba el delirio masculino. 
Ahora la
  mujer estaba envuelta con un halo de encanto, sensualidad y
  misterio. 
Los
  hombres sucumbían frente a esta belleza madura de movimientos
  felinos y mirada dormida; la mujer sacaba provecho de su cuerpo y
  no lo ocultaba por prejuicios moralistas
Los años
  30 comenzaron como una época de glamour y sofisticación
  enaltecida por las divas del cine que representaban toda la
  majestuosidad de la belleza. 
Sin
  embargo, pronto las cosas comenzaron a cambiar. 
La
  ascensión de Hitler al poder, en 1933, inquietó el ambiente
  político y social de entonces, quienes se negaron a reconocer el
  peligroso dominio de este hombre que rápidamente resquebrajó la
  paz en Europa.
Como una forma de negar los conflictos que surgían, los modistos intentaron revivir la opulencia de años anteriores, en donde el lujo regía la moda.
Como una forma de negar los conflictos que surgían, los modistos intentaron revivir la opulencia de años anteriores, en donde el lujo regía la moda.
A pesar
  de este intento fallido, Europa nuevamente entró en guerra en
  1939. 



 
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