En este
siglo influyeron en la moda Napoleón Bonaparte, la reina Victoria
y la emperatriz Eugenia. Bonaparte comisiono al pintor David para
crear un estilo nacional francés el cual revivió ciertos
elementos griegos. Como todos los modistas debían seguir los
dictados del artista, la moda impuesta por resolución oficial no
tardo en predominar en todo el imperio. Asi surgió el "estilo
imperio", cuyo vestido típico era de algodón blanco con
mangas cortas, cintura alta y estrecho y una falda de relativa
amplitud. Al ser exagerada, la moda de la época napoleónica
perdió toda su gracia original. Hacia 1822 apareció el corsé en
su forma moderna y por contraste con la anchura de los hombros cada
vez mayor en las nuevas modas, la cintura tiende a estrecharse y
nace el famoso "talle de avispa". Se divulgo el uso del
mantón de manila. A mediados del siglo pasado, la moda empezó ha
ser dictada por los actores de teatro, remplazando a las reinas y
damas de la nobleza. Paris impuso su criterio en lo relativo al
vestuario femenino, pero Londres dicto la moda masculina. A fines
del siglo XVIII, se trato de resucitar el calzón, pero el pantalón
se impuso definitivamente y los colores se volvieron cada vez más
sobrios. El frac substituyo como la prenda especial de grandes
ocasiones y apareció una nueva prenda del vestuario masculino, la
levita, con faldones hasta las rodillas y generalmente de color
negro. Las faldas anchas recobran popularidad en el vestuario
femenino; hacia 1860 surgieron nuevas prendas como la criolina,
usada para el sostén de la falda y las enaguas, que se usaban por
debajo de la falda exterior. Hacia 1867 se uso el saco masculino,
con una o dos hileras de botones. En cuanto al sombrero de paja. En
las demás ocasiones se llevaba el sombrero de copa o chistera,
casi cilíndrico y forrado de felpa negra.
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