martes, 10 de julio de 2012

06.02 EL MAQUILLAJE

En Francia, la mayoría de las damas de la Corte se pintaban el rostro, pero las inglesas limitaban gran parte de sus cosméticos a las cremas, lociones y otros preparados de belleza.
Los aristócratas del siglo XVIII empleaban todos los tonos de rojo, desde el carmesí hasta el azafranado, pasando por lilas, rosa y naranjas. Se combina sobre maquillaje blanco, en un tono más apagado sobre las sienes con un rojo encendido en los labios. El colorete ya no se aplica en círculos rojos en las mejillas sino que se extiende hacia la zona exterior de los ojos. El colorete era tan apreciado que las mujeres llevaban en los bolsillos una cajita en la que guardaban los falsos lunares, el colorete, el pincel y el espejo.
El maquillaje en la segunda mitad del siglo XVIII era de alguna manera todo lo contrario a lo que generalmente las mujeres buscan hoy en día. Luego de la revolución sexual que se generó en la década del sesenta, en el siglo pasado, las mujeres empezaron a ser más atrevidas en la forma en que querían verse: apareció la minifalda, las bikinis, el bronceado, operaciones para agrandar las partes mas sensuales del cuerpo, etc.

En el siglo XVIII distinta era la historia, naturalmente. Las mujeres buscaban ser delicadas y mostrarse lo más puras posibles. Si bien las mujeres ya se interesaban por mostrar voluptuosidad en sus escotes, el resto era casi lo contrario.
  • El maquillaje mas común consistía en el polvo blanco que cubría la cara, el cuello y el escote, lo cual emparejaba el color de la piel y la hacía ver más delicada y brillante.
  • Los labios debían ser pequeños, con un grosor equivalente entre el labio superior e inferior, y debían verse como una rosa floreciendo. Habían trucos de maquillaje para regular el tamaño de la boca (trucos que aún hoy se usan, pero para agrandarlos).
  • Las cejas se oscurecían para remarcar el dibujo de las mismas. Por último, para un maquillaje del siglo XVIII estándar, el rubor para las mejillas. El mismo era de un rosado intenso y cubría casi toda la mejilla, o solo una redondez sobre los pómulos.
  • El pelo empolvado también estaba en voga. Se dice que se utilizaba para emparejar el color de las pelucas con el color natural del pelo, el cual, a fines del siglo XVIII se empezaba a mostrar más. Por ejemplo, se empezaba a llevar el pelo suelto rizado debajo de las pelucas que solo cubrían la parte superior.
Luego de este punteo, caben destacar dos cosas:
- No era común excederse en el maquillaje (aunque si había quienes se excedían, incluso se conoce a través de su hermano que María Antonieta se cargaba con muchísimo maquillaje). No es cierto que ellas vivían maquilladas con todo tipo de colores como a veces se las representa exageradamente, especialmente a fines de siglo, cuando el estilo natural se implementaba cada vez más.

- Obviamente estamos hablando de las clases acomodadas. Las clases medias y bajas no tenían posibilidad de acceder al maquillaje, ni a casi ningún tipo de cuidados para el cuerpo.







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